PARROQUIA SAN JUDAS LECTORES COORDINADOR El lector es instituido para proclamar las lecturas de la Sagrada Escritura, excepto el Evangelio. Puede también proponer las intenciones de la oración universal y, cuando falta el salmista, proclamar el salmo entre las lecturas.En la celebración eucarística el lector tiene su función propia (cfr. nn. 194-198), que debe ejercer por sí mismo. (USCCB) El lector o proclamador de la Palabra no solo tiene un oficio en la Iglesia; no es digamos un simple predicador o lector y nada más, como quizás mucho lo ven o lo entienden. El proclamar la Palabra de Dios es una Misión Divina, y esa dignidad no la puede ejercer cualquier persona que simplemente lea bien, si antes no ha penetrado en el contenido de esa Palabra, si no vive el Mensaje de esa Palabra. El Concilio Vaticano II, que comenzó en 1962 y terminó en 1965, fue el que abrió las ventanas para renovar el servicio en la Iglesia, y dió un lugar a los laicos, en la proclamación de la Palabra. Cuando un lector proclama, está ejerciendo un ministerio tan importante, como el Sacerdote y el Diácono. El Sacerdote no puede comer el Pan de la Eucaristía, si antes no se ha comido el Pan de la Palabra de Dios, porque tiene como oficio transmitir al pueblo los mandatos de Dios. El lector o ministro de la Palabra, con su presencia y con su voz, debe respetar la dignidad de su ministerio. Hay conceptos muy prácticos que nos ayudan a comprender la dignidad del ministerio de la proclamación de la Palabra. Y esto es algo muy importante, porque quizás sin pensarlo, podemos minimizar o disminuir la dignidad de la Palabra de Dios de muchas maneras, a veces con el vocabulario, y otras veces conformas y actitudes que plantean ciertas interrogantes a los que nos observan. Deben siempre recordar que aunque el lector es muy importante en la liturgia de la Palabra, es mucho más importante el Mensaje de Dios a su pueblo. La misión del lector ne es más que poner su persona, que es algo secundario, y por tanto, debe presentarse con mucha humildad, y siempre listo y preparado en todo lo que él puede, para que la gente reciba el Mensaje de Dios. |